Los vecinos de Rubiás, un municipio de Lugo muy próximo a la capital, están estos días en plena movilización para poner freno a la oleada de robos que vienen sufriendo desde que un grupo de inmigrantes de origen rumano se instalase en una finca de la parroquia, hace algunos meses. Aunque la policía incrementó la vigilancia en la zona, los robos y los intentos de robo no han cesado.
Lugo sufre una oleada de robos perpetrados por rumanos
Rubiás es
noticia desde hace semanas por el aumento del número de robos, y los vecinos
decidieron airear su situación. Lo hicieron difundiendo los escritos que
presentaron en la Fiscalía, en el Ayuntamiento de Lugo y en la Subdelegación
del Gobierno para exigir que las autoridades adopten medidas. Y una de las primeras
fue la convocatoria por el subdelegado del Gobierno, Ramón Carballo, de una
reunión de la mesa técnica de la junta local de seguridad. A ella fueron
invitados tres representantes vecinales, uno de ellos presidente de la
comunidad de montes, y otro, de la asociación vecinal.
Casi al
mismo tiempo, uno de los afectados por los robos comprobó hasta qué punto son
vulnerables sus propiedades. Hace unas semanas le desapareció un cortacésped
eléctrico. Pensó entonces que de poco le iba a servir el aparato a los cacos
porque no se habían llevado el cargador. Pero eso mismo debieron de pensar los
ladrones, que volvieron sobre sus pasos y se hicieron finalmente con el
cargador que habían olvidado
En la
parroquia de Rubiás, la paciencia de los vecinos empieza a agotarse. Quieren
soluciones. El trabajo policial es constante, pero aun así el problema no
parece acabar de resolverse. En las últimas semanas, los vecinos llegaron a
apuntar sus sospechas de que detrás de esta oleada haya un mercado negro.
Incluso creen que hay alguna vía por la que los aparatos robados en este
municipio lucense podrían llegar a otros países.
Hay quien
piensa incluso que alguno de los robos pudo responder a un encargo tramitado en
dicho mercado negro. En todo caso, lo que quieren los vecino es que cesen los
robos para recobrar la normalidad y la tranquilidad de la que disponían hasta
que llegaron los gitanos rumanos.
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