Cada persona debería vivir en el lugar que la Naturaleza, en su gran sabiduría, previó que viviera; en el lugar que su propio mapa genético le indica, de este modo todo su ser se encontraría en perfecta armonía con su propio "hábitat natural" lo que significaría obtener un óptimo desarrollo como persona, además de la posibilidad de sentirse identificado con personas de su propio origen y carácter fisio-psico-espiritual, lo que sin duda confiere un sentimiento de "estar en casa", y de hecho, gracias a los grandes avances científicos, un análisis genético puede determinar a qué región pertenece realmente un individuo.
La naturaleza es sabia.

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