Por
miles de años hemos caminado lejos de los dioses de nuestra propia
sangre, intentando reemplazarlos con algún salvador asiático, y su
extranjero hebreo de alma desierta, pero en algún momento, únicamente
necesitamos parar y retornar a la vida en armonía con nuestra naturaleza
europea. Los dioses aun están allí, dentro de nosotros, aguardando
pacientemente a que sus hijos alcancen su razón, y como
nunca podemos correr lejos de nuestras propias sombras, nunca podemos
correr lejos de nuestros propios dioses. Son como una parte de nosotros,
como nuestras características físicas. Son nuestra alma colectiva.
Únicamente escuchando la voz de nuestros antepasados, el silencio que
musita en nuestra sangre, y abrazando a nuestros propios dioses.
Retornará a la vida. Revivirá nuestra alma europea.
Revivirá nuestra alma europea.

No hay comentarios